Hoy en mi comuna se celebra el Día de la Virgen de la Merced. Una fiesta llena de religiosidad que con los años ha trascendido fronteras y son miles las personas que llegan hasta nuestra parroquia en plena avenida Santelices de Isla de Maipo. Este día, más bien este mes, ha sido de mucha reflexión interna.
Entre mis lecturas me di el tiempo necesario para una que llegó a mis manos y que quizás no a muchos haya llamado la atención: la carta encíclica Caritas in Veritate del papa Benedicto XVI. Sin embargo, a quienes estamos en el servicio público, a quienes trabajamos día a día por el bienestar de los demás desde nuestra perspectiva más política, debiera ser casi un libro de cabecera.
Es una verdadera Carta de Navegación en todo sentido en estos días de relativismo y logra que uno no se cuestione, sino que encuentre la reafirmación del por qué estamos hoy cumpliendo la misión que nos hemos dado en la vida pública.
"La Caridad, según Benedicto XVI, sufre el serio riesgo de desviaciones en estos tiempos. Por ello la importancia de que vaya siempre unida a la Verdad".
"Sin verdad, la caridad cae en mero sentimentalismo. El amor se convierte en un envoltorio vacío que se rellena arbitrariamente. Éste es el riesgo fatal del amor en una cultura sin verdad. Es presa fácil de las emociones y las opiniones contingentes de los sujetos, una palabra de la que se abusa y que se distorsiona, terminando por significar lo contrario".
"En el contexto social y cultural actual, en el que está difundida la tendencia a relativizar lo verdadero, vivir la caridad en la verdad lleva a comprender que la adhesión a los valores del cristianismo no es sólo un elemento útil, sino indispensable para la construcción de una buena sociedad y un verdadero desarrollo humano integral".
El desarrollo, el bienestar social, una solución adecuada de los graves problemas socioeconómicos que afligen a la humanidad, necesitan esta verdad. Y necesitan aún más que se estime y dé testimonio de esta verdad. Sin verdad, sin confianza y amor por lo verdadero, no hay conciencia y responsabilidad social, y la actuación social se deja a merced de intereses privados y de lógicas de poder, con efectos disgregadores sobre la sociedad, tanto más en una sociedad en vías de globalización, en momentos difíciles como los actuales, señala la encíclica.
"Caritas in veritate" es el principio sobre el que gira la doctrina social de la Iglesia y ella nos lleva a dos grandes conceptos: la justicia y el bien común.
La caridad va más allá de la justicia, porque no se puede dar lo de uno a los demás si primero no les hemos dado lo que les corresponde en justicia. Porque el propio pontífice lo señala: "quien ama con caridad a los demás, es ante todo justo con ellos".
Unido a ello está el bien común. "Amar a alguien -dice Benedicto XVI- es querer su bien y trabajar eficazmente por él. No es un bien que se busca por sí mismo, sino para las personas que forman parte de la comunidad social, y que sólo en ella pueden conseguir su bien realmente y de modo más eficaz. Desear el bien común y esforzarse por él es exigencia de justicia y caridad. En una sociedad en vías de globalización, el bien común y el esfuerzo por él han de abarcar necesariamente a toda la familia humana, es decir, a la comunidad de los pueblos y naciones".
Cómo no poder estar de acuerdo con estos párrafos que son un "cable a tierra" cuando son muchos los que alientan la lógica del poder por el poder. Donde la función pública y política se rinde ante ideales totalmente alejados de la Caridad y la Verdad.
Hasta ahora creo que no he desviado el timón, pero si en algún momento ha pasado, aquí están estas sabias palabras que permiten corregir el rumbo y, más importante aún, no perderlo.
Porque vivir la vocación del Servicio Público sin caridad y verdad, es haber perdido muchos años de la vida sin sentido.
David Morales Nordetti
Alcalde de Isla de Maipo
No hay comentarios:
Publicar un comentario